martes, 20 de diciembre de 2011

Ampliación de la presentación


Permítame que me presente: soy Guillermo Bardach, argentino nativo, tengo 69 años, soy casado, tengo cuatro hijos, seis nietos, un título de arquitecto con poco uso, una sencilla capacidad para cocinar y varias inquietudes intelectuales.
No suelo leer diarios, salvo los títulos de alguna edición dominical. Tampoco veo noticieros ni programas de chimentos por televisión. Mucho menos los concursos de canto y baile.
Leo lo que me viene a la mano. Pido libros prestados y los devuelvo. Mi biblioteca es escasa: algunos clásicos, algo de ficción, algo del arte culinario, algo de arquitectura.
Nunca escribí nada para publicar.
Digamos que estoy bastante incontaminado.

Este pequeño ensayo trata de lo que mencioné en el primer párrafo: las inquietudes.

La principal de ellas tiene que ver con el sistema económico imperante en el mundo y sus consecuencias sociales y ecológicas.
Creo que la clave está en el concepto de Crecimiento. Si seguimos creciendo, tarde o temprano nos habremos gastado el planeta y la riqueza generada por estos pocos siglos de cultura económico-industrial habrá quedado distribuida aún más desigualitariamente.

Cuando digo Crecimiento, me refiero a todas las acepciones del término: económico, productivo, consumista, demográfico, destructor del ambiente… ¡y tantos otros!
El actual paradigma económico, tanto de las empresas como de los estados es Crecer. Quien no crece se estanca, se atrasa, pierde, no genera más ganancias que ayer.
Hemos visto y oído infinidad de veces el concepto “8% de crecimiento del P.B.I., para este año y los siguientes” o bien “el balance de este año arrojó un saludable Crecimiento del XX%”

Todo muy bien, para hace cien años, en que casi nadie imaginaba el desastre que estábamos generando.

Hoy es necesario reinventar la vida tanto económica como ética: no podemos hacer la vista gorda ante el desmedido crecimiento demográfico, el tremendo impacto de la quema cada vez mayor de combustibles fósiles, y de la cada vez más desigual distribución de la riqueza.

Quizá resulte utópico pero imagino un mundo con Crecimiento Cero. Veamos.

¿Qué tal si este año nuestra empresa rinde las mismas ganancias que el año pasado? ¿Y si el Congreso aprobase un presupuesto idéntico al del año pasado, pero con mejor distribución de asignaciones? ¿Y si por algún método aceptado por consenso las personas no tuviesen mas que un solo hijo? (una pareja tendría dos)

Claro: tropezamos con algunos escollos. Las asambleas de accionistas, los administradores de los estados, los jefes de cultos proletarios (Roma, el Islam, Mormon)
Los fabricantes de armas y medicamentos

Indudablemente este plan me supera. Por eso la búsqueda.

Busco un filósofo, entendido en economía, antropología, ética y ecología, que sea capaz de ayudarme a reinventar la vida con miras a hacer que este globito en el que vivimos dure algunos siglos más y mis seis nietos puedan conocer la dicha de ser abuelos.